Hablando con un colega de la radio sobre las restricciones que algunas ciudades tienen en materia de colocación de antenas, me viene a la memoria un viejo y constante tema de discusión que tratamos en su momento sobre lo que algunos intentan descubrir; la verdad absoluta, que no existe, pero sirve de excusa y ánimo a muchos radioaficionados, como si de un objetivo vital se tratara. La cuestión no es otra que la de tratar de saber cual es la mejor antena. Pero, ¿la mejor para qué?
Una vez, dando una charla sobre las comunicaciones espaciales durante la misión Apollo XIII a un interesante grupo de entusiastas en astronomía, me di cuenta que los mas técnicos sacaron una conclusión muy distinta con respecto a los que no lo eran y que se encontraban en la misma sala escuchando lo mismo. Allí había algún radioaficionado, varios profesores de ciencias, catedráticos de matemáticas y física y profesionales de varias empresas tecnológicas, además de un numeroso grupo de curiosos. Mientras que los primeros centraron su análisis posterior en el coloquio sobre los aspectos prácticos de los sistemas de radio del momento, el resto introducía la variable mas "humana" y se emocionaban con la circunstancia en si de una nave espacial a miles de kilómetros de la Tierra, con personas dentro y NO abandonadas a su incierto destino gracias a un hilo invisible que les permitía compartir la desdicha con sus compañeros en el control de la misión y buscar soluciones al grave incidente. Una comunicación estable entre los extremos posibilitó el mejor final posible.
El espectro radioeléctrico nos posibilita y la administración nos autoriza a utilizar aquellas zonas del mismo que mas nos convengan. Si queremos tener una comunicación segura, estable, continua, utilizaremos la VHF y UHF, por lo general; si preferimos experimentar con las largas distancias y jugar con factores inestables como la propagación, condiciones ionosféricas, etc, pasaremos a la HF. Las posibilidades hoy en día de experimentar la magia de la radio a nuestro nivel son casi inagotables y podremos formarnos técnicamente como un reto personal en aquellas facetas que nos puedan interesar en un momento dado, sabiendo que aquí nada es excluyente y al contrario todo suma, que el saber desde luego no ocupa lugar y nos dará la oportunidad de seguir experimentando sensaciones renovadas y mantener la ilusión bien viva.
Volviendo a la intención de esta entrada, el radioaficionado de hoy puede elegir (si el bolsillo lo permite) entre una comunicación segura, estable, limitada por las leyes físicas que rigen nuestro "jobi" pero predecibles y con alto porcentaje de éxito. Del mismo modo que puede dirigir sus esfuerzos a hacer una radio en busca del DX ocasional, de las aperturas de propagación y la actividad solar... hay tantas formas de hacer radio como radioaficionados en el Mundo, seguro. Digo todo esto porque hay que ser analítico, frío y realista, honesto con uno mismo para ser capaz de reconocer que no todos queremos ni podemos hacer la misma radio. ¡Que pena! ¿Se imagina alguien a
Marty Meierotto con una instalación en dos metros intentando comunicar con su mujer a 300Km desde los valles profundos de Two Rivers? o ¿Tom Oar con una radio de 432 en su 4x4 de época persiguiendo pumas de las montañas?
Marty
Tom
Fuera de esta pequeña licencia propagandística... cuando decidimos hacer radio desde nuestra casa con una bonita instalación de equipos en ese pequeño cuarto tan enigmático y desordenado para el resto de la familia, tenemos que tener en cuenta que antena/s estarán al otro lado del coaxial. ¿Las que queremos o las que podemos? Esta es la auténtica cuestión que nos permitirá o no hacer la radio que realmente queramos. No quiero entrar en el tema de hacer radio al aire libre, desde móvil, NO, hoy no va de eso. Me refiero a que todos tenemos limitaciones y no solo económicas, también las hay físicas, sociales. Casi que al comprar o cambiar de casa, el radioaficionado debe tener en cuenta otros factores externos pero determinantes para nuestro futuro como activos operadores; vecinos razonables, espacio para colocar antenas, bajada hasta el sack, elementos circundantes en general... En este recién comenzado Siglo XXI, un poco loco de mas, tenemos herramientas que los antiguos ni habían soñado y que nos dan posibilidades de hacer radio en cualquier circunstancia. Sobre todo para los que empiezan ahora, la formación en esos nuevos usos es fundamental y a nivel personal un reto gratificante que les dará muy buenos momentos. Hay que animarse a recibir nuevas enseñanzas, bien desde la experiencia de algún buen colega o con el tesón y fuerza de voluntad. Aquí no hay exámenes ni pruebas sobre adquisición de conocimientos, simplemente el afán personal de crecer desde el conocimiento y la apertura de nuestra mente.
No hay que sentirse frustrado ni triste por no poder tener sobre nuestro tejado kilos y metros de aluminio apuntando al horizonte, es posible que sea el lugar ideal para una buena instalación de antenas de SAT o el espacio discreto nos invite a colocar una o varias
Bazooka CUCO, con imaginación lo llenaremos de
Slim en varias bandas y en vertical y horizontal para que no se escape ni un solo QSO. Y por si fuera poco, hasta cuando el hijo está preparándose una oposición y hemos tenido que amordazar al loro para no molestar, nos queda el CW o los digitales para seguir haciendo radio sin que nos echen de la casa.
Antes de clausurar el cuarto de radio o guardar los equipos en sus cajas, pensemos. Hacer radio siempre es posible, no lo dudes.
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