Estamos muy contentos. No puedo ocultar que aunque los cálculos nos presagiaban el buen final, hasta el momento de poner la antena, medir y lanzar la primera llamada, teníamos el nerviosismo de lo imprevisto y que en cualquier momento puede arruinar el proyecto mas cuidado. Como en la entrada anterior comentamos, el reto no era pequeño ni fácil. Vamos a repasar, por encima el proceso.
Sabíamos de donde nos venía el problema y con la consulta a dos colaboradores y amigos, profesionales de las comunicaciones, nos centramos en las interferencia que bien de modo directo por radiación o por retornos provocados por grandes potencias, inutilizaban la instalación del repetidor en una muy determinada dirección.
Durante el análisis de los datos que recogimos en la primera visita observamos que la causa podía ser múltiple y por ello no quisimos centrarnos de manera obsesiva en una sola opción. Este fue el principio de la victoria. La suma de pequeños detalles desembocaban en una SUPER INTERFERENCIA. Ignoramos si al resto de usuarios de esta torre de comunicaciones les estaba ocurriendo lo mismo, pero alguno de ellos ya se habían cambiado de ubicación y eso nos hacia sospechar que también les afectaba.
Manos a la obra, decidimos cambiar las tomas de tierra de la caseta, poniendo especial cuidado en el repetidor. Al tratarse de un equipo nuevo y todavía en garantía, ni lo tocamos, tan solo le pasamos el plumero. A este respecto, el repe funciona con desplazamiento de 600khz y utiliza una sola antena, para lo que se ayuda de 6 cabidades, tres en TX y tres en RX. Efectivamente, muy poco desfase para una sola antena y otro posible dolor de cabeza con interacciones y enganches. El caso es que el tema estaba así y teníamos que atenernos al asunto del radiante para solventar el problema.
En el ordenador comprobamos un ruido enorme con un suelo que para los radioaficionados de smitter no bajaba de 9. Al inyectar señal en la frecuencia, apenas conseguíamos ver nuestro pico. En ese momento tuvimos claro que la elección debería moverse entre antena derivada a tierra tipo colineal o directamente cortocircuitada tipo ringo. Un stub adecuado podría cortar el flujo de retorno que nos llegaba por la masa de la torre y que era mucha. Algún técnico nos comentó la imposibilidad de trabajar en torre por el peligro de estática que no derivaba a tierra adecuadamente.
La opción final, un éxito. Decidimos construir una antena tipo dipolo, para evitar la necesidad de plano de tierra y cerrada. Es decir, construir una bazooka para vhf de alto rendimiento, preparada para los mas de 1000m de altura y totalmente aislada de la torre, caseta o cualquier elemento cercano y que pudiera reproducir la interacción.
El peso del conjunto es de apenas 500 gramos, sin contar el travesaño, en este caso de aluminio. |
Teníamos claro que para esta prueba necesitábamos aislar la antena y su coaxial bajante de la torre. Aprovechamos un mástil sobre la caseta a mucho menos altura que la antena lambda, unos 18 metros menos y dejamos el coaxial imprescindible para llegar a ella. El anclaje lo hicimos con una pieza de galbanizado en cruz y un travesaño de fibra de vidrio. De esta modo el dipolo Bazooka quedaría suspendido al aire, sin interacciones y con altura de 2 metros sobre el tejadillo y 6 m al suelo. El modelo Cuco está construido en aluminio anodizado con alma de cobre y ajustado a la frecuencia del repetidor con un ancho de banda de 3Mhz entre 1:4 de ROE. Todas las conexiones se han protegido convenientemente y evitan las consecuencias de condensación indeseada y casi siempre presente en esta condiciones de montaña.
El lóbulo de radiación circular del dipolo nos permite una cobertura de 360º , salvando la zona de la torre, donde sufre atenuación. |
Como siempre y desde hace 10 años ya, podéis contar con nosotros para al menos estudiar vuestro problema y si está en nuestra mano, encontrar la mejor solución. 73