Que el mundo no tiene fronteras, al menos al comercio y el intercambio de productos, es cierto si se está dispuesto a entrar en el juego de los aranceles en aduanas. Para nosotros siempre ha sido un problema al no tener una finalidad económica comercial y eso impide que podamos enviar, en muchas ocasiones, nuestras antenas. En resumen, cuesta mas el caldo que el pollo y así difícilmente se puede cocinar.
El fin de Cuco es el de compartir nuestra experiencia con lo que sabemos hacer, aportando a la radioafición sistemas radiantes eficientes y otros elementos para el cuarto de radio, con el coste de los materiales y muy poco mas. Esto hace inviable exportar, mas allá de ocasiones puntuales, excepcionales. Pero aquí es donde entran en escena los Cucos viajeros. Existe un grupo de radioaficionados que se prestan a viajar con coaxial en sus maletas y sacrificar un peso y espacio para llevar nuestras antenas a lugares lejanos.
En su día ya os contamos en este blog como expediciones en Indonesia, radioclubs en África o aventureros por Oriente nos contactaron para poder tener las bazooka de los cucos. Fue un esfuerzo importante, pero ahí están todavía, con su logotipo de color azul y viendo mil exóticos amaneceres desde entonces.
Hace unas semanas un encargo urgente nos sorprendió. Con el taller en mudanza (todavía no hemos trasladado todo el material) improvisamos un espacio para poder montar una 40/80 que debía sustituir otra, embalada y lista, para viajar hasta Argentina.
Ya tenemos otra Cuco en el continente americano. Roberto LU5EW la tiene bien colocada, ajustada y respirando el aire costero de Mar del Plata, un envidiable balcón al Atlántico.
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