Estoy reviviendo, últimamente, momentos de mi mas tierna y lejana infancia. Y todo porque puedo medir en una proporción de 9 a 1 el tiempo que le dedico a la escucha frente a transmitir desde mi cuarto de radio. Confieso, por si a alguien le importa ¿?, que la afición me llegó por el oído antes que por la necesidad de articular palabra alguna frente al micrófono. Últimamente parece que por circunstancias he vuelto a lo mismo y como no se puede soldar y hablar a la vez sin perder la concentración en lo que uno trae entre manos, pues tengo el micro de lado y mas que emisora parece un transistor, como los de antes, ruleta para arriba ruleta para abajo.
Pongo en antecedentes al lector de estas lineas, como introducción de mi reflexión; hay qsos de todas las clases, como no podía ser menos. Hace unos días no pude evitar el soltar las herramientas y centrarme, ahora si, en lo que escuchaba, luchando contra el impulso irrefrenable de coger el micro e intervenir...
Todo ocurrió una suave tarde de final de verano. Una pregunta, la pregunta, fue lanzada a los cuatro vientos; ¿Cual es la mejor antena?
Segundos después apareció el... el que todo lo sabe. ¿Quien es el? Que mas da, siempre hay uno. Imprudente, arrogante, se atrevió a contestar.
Los años no pasan en balde y el que mas o el que menos, lo nota. Primero en si mismo y después en los pequeños detalles, en lo cotidiano, los matices hacen que las cosas cambien y lo que hasta ahora era blanco, a nuestros ojos, admita esos matices y nos permita contemplar la posibilidad de otras tonalidades. De mis mayores siempre admiré su paciencia, capacidad de reflexión, comprensión, flexibilidad y empatía; ahora empiezo a comprenderlos y hasta me sirven de referencia para medir mi edad emocional. Sin duda, uno de los integrantes de aquel qso se me apareció como una prueba de lo disparatado, según mi criterio, que puede llegar a ser un sencillo e "íntimo" qso entre amigos, con miles de oyentes en la sombra.
Seamos prudentes al apretar el PTT. No mas catedráticos de la nada, adelante con la transmisión de conocimientos y experiencias, pero desde la prudencia y la modestia. Hay muchos elegantes radioaficionad@s y da gusto escucharles, sin envidia a locutores profesionales comerciales, dispuestos siempre a un afable qso, sin confundir el sack con el aula universitaria.
Hecha la reflexión, ¿en que me baso? Recordemos la pregunta: ¿Cual es la mejor antena? Para mi incompleta... debería ser: ¿Cual es la mejor antena, PARA MI ESTACIÓN? No existe la mejor antena, a modo general. Las infinitas posibilidades de instalación, ya sea sobre un rascacielos, una cabaña entre sauces, a orillas del mar o a 3 metros del Río Júcar, en las cumbres Pirenaicas o en la Plaza de Enguídanos (CU) sugieren infinitas respuestas.
A este, ¿que le ponemos?
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Quizá le quepa esto... |
Cada radioaficionado, cada situación, cada bolsillo, cada momento tiene su antena y su mejor antena. Cuidemos nuestras palabras, a veces sentencias, hay muchos escuchando. Que no nos etiqueten por lo que decimos, cuando lo que sale por nuestra boca no ha sido filtrado por el sentido de la mesura y la razón.
Como muchos otros, me encuentro en un momento de la vida en la que intento transmitir el respeto y amor a la radio a los jóvenes que vienen pisando fuerte, concretamente a uno de 11 años que ha conocido este mundo desde la segunda fila, a la espera de ir tomando los trastos por decisión, nunca imposición, claro. Que no se convierta el dial en una parrilla de programación por horas, edades y nivel de disparates; eso es lo que pido, modestamente.
Seguimos en Oriente, saludos desde el otro lado del planeta, 73.
Esta entrada es opinión de EA5GSY